La labor educativa de la Sociedad Zoológica de Fráncfort (FZS) Perú se remonta al año 2002, cuando, a través de talleres y actividades, comenzó a desarrollar su Programa de Educación Ambiental en las escuelas de tres de los cuatro paisajes en los que interviene institucionalmente. Desde el inicio, los objetivos de la FZS se enfocaron en la investigación y el monitoreo de especies de fauna (lobo de río, oso andino, taricaya, etc.), asumiendo el componente de Educación Ambiental (EA) como parte de sus líneas de acción con la población local.
Aunque estos objetivos apuntan a la conservación de la biodiversidad, durante los últimos años fue cada vez más evidente que no podían desligarse del contexto socioeducativo de la población que habita desde épocas ancestrales al interior o en el entorno de los territorios de las actuales Áreas Naturales Protegidas (ANP), en especial las nuevas generaciones indígenas.
Siguiendo líneas de acción dirigidas a promover la sensibilización y el conocimiento del entorno ambiental por parte de los niños que habitan en las ANP, se inició este proceso mediante la producción y difusión de materiales educativos ambientales. Una de las primeras lecciones aprendidas fue que esta iniciativa debía ligarse con el Currículo Nacional de Educación Básica (CNEB) establecido por el Ministerio de Educación (MINEDU); una vez incluida en dicho marco, durante el año 2015 se comenzó la coordinación con las Unidades de Gestión Educativa Local (UGEL) correspondientes. Evidentemente, cada paisaje posee características y estrategias educativas propias. En el caso del Parque Nacional del Manu (PNM), el hecho de que la Residencia Estudiantil Maganiro Matsigenka (REMM) estuviera a cargo de la FZS, en alianza con esta ANP y el municipio local, permitió un mayor acercamiento a la realidad y las necesidades de la población originaria, pudiendo identificarse los distintos factores sociales que determinan un buen desempeño escolar.
Surgieron, entonces, algunas preguntas impostergables: ¿se puede aprender bien si los profesores hablan otra lengua y son ajenos a la cultura de los estudiantes?, ¿cómo se puede avanzar en EA si algunos estudiantes no han aprendido a leer adecuadamente y carecen de comprensión lectora? Finalmente, ¿es posible desempeñarse correctamente en la escuela si se vive en un contexto de violencia, que mella la autoestima y la dignidad de los jóvenes?
Estos cuestionamientos evidencian que la labor educativa en zonas remotas enfrenta desafíos singulares a nivel logístico (conectividad a Internet, acceso a materiales educativos pertinentes, etc.), metodológico (principalmente, por los contextos multigrado y bilingües, que requieren formación en Educación Intercultural Bilingüe) y social (contextos de violencia, discriminación, economía ilegal y migración). Las brechas educativas, perceptibles en los bajos resultados de los aprendizajes en la educación rural, según el MINEDU, es consecuencia de una educación convencional, monocultural y centralista, que no respondía a la diversidad cultural ni a los escenarios de aprendizaje indígenas.
Esta compleja realidad es la que ha ocasionado una ampliación tanto en la visión como en la estrategia institucional de la FZS, determinando que su perspectiva educativa se reorientara hacia una Educación para el Desarrollo Sostenible (en los términos planteados por la UNESCO, 2012) donde la Educación Ambiental y la Educación Intercultural Bilingüe son pilares centrales. Mediante esta perspectiva se busca desarrollar conocimientos, habilidades, valores y perspectivas que fomenten medios de subsistencia sostenibles, cultivar una visión de futuro en las nuevas generaciones, forjar oportunidades e incrementar la posibilidad de generar cambios positivos dirigidos a crear un futuro más sostenible.