Comunidades Yines y Ashaninkas de la zona alta de la cuenca del río Las Piedras (Madre de Dios) aseguran la conservación de la tortuga amazónica: la taricaya. Al practicar el manejo sostenible de esta especie, velan por su seguridad alimentaria y a la vez por el bienestar del bosque. ¡Conoce la historia de esta gran iniciativa de protección!
Madre de Dios: Comunidades indígenas comprometidas a conservar las taricayas
Al Sureste de la Amazonía peruana, en Madre de Dios se encuentra la cuenca del río Las Piedras. Este río nace en el Parque Nacional Alto Purús, pasa por la Reserva Territorial Madre de Dios y desemboca en el río Madre de Dios. Una valiosa cuenca que alberga biodiversidad, comunidades nativas y pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial (PIACI).
Si recorres la cuenca en temporada de vaciante (julio – agosto), se manifestarán los signos vitales de un bosque conservado. Se avistan caimanes, garzas, ronsocos, gallinazos y cóndores de la selva compartiendo un solo hábitat. Hay abundante palizada en el río donde las taricayas toman el sol a fin de regular su temperatura corporal y durante la noche estas especies recorren las playas para anidar sus huevos.
En la zona alta de esta cuenca, en esta época del año dos comunidades nativas Yines y Ashaninkas se preparan para la recolección de huevos de taricaya y empezar el manejo sostenible de esta especie. Una iniciativa de conservación que involucra a grandes y pequeños; y que se trabaja de forma conjunta con instituciones como la Fenamad, a través de la Coinmabad, el Sernanp y la FZS Perú.
A día y medio surcando el río las Piedras desde Puerto Maldonado, se encuentra la comunidad nativa de Puerto Nuevo integrada por miembros del pueblo Yine y Ashaninka. “La conservación de la taricaya es muy importante porque forma parte de nuestra alimentación. Al hacer el manejo no se va a depredar todos los huevos y quedará para futuras generaciones”, menciona Ranger López, jefe de la comunidad de Puerto Nuevo.
Para un buen manejo, se eligieron a tres monitores en asamblea comunal encargados de identificar playas óptimas donde anidan las taricayas. Ellos mismos organizan a la comunidad para la recolección de huevos y su posterior traslado hasta la playa artificial construida en Puerto Nuevo. Reynaldo Ruiz, uno de los promotores, comenta: “para nosotros es valioso conservar esta especie porque está disminuyendo, hasta la fecha tenemos 38 nidos reanidados y daremos seguimiento hasta que eclosionen los huevos”.
De la misma manera, la comunidad de Monte Salvado, población Yine, viene realizando el manejo de taricaya. Río arriba a tres horas de Puerto Nuevo, se ubica Monte Salvado límite con la Reserva Territorial Madre de Dios. Toda la comunidad ha estado involucrada en la recolección de huevos y la construcción de dos playas artificiales. “Aquí se están incubando al menos 1100 huevos. El cuidado es rotativo entre todas las familias de la comunidad hasta que eclosionan los huevos”, mencionó Ernesto Alvarado, presidente de la comunidad de Monte Salvado.
Una de las playas está ubicada en la escuela de la comunidad, los niños y niñas son partícipes de todo este proceso de espera hasta que nazcan las taricayas. Durante clases utilizan materiales educativos didácticos sobre esta especie, facilitados por el especialista ambiental de FZS Perú. “Las mujeres y niños participamos activamente en el cuidado de la taricaya, desde niños deben ir conociendo a la especie para el futuro de ellos”, Karla Sebastian, agente del ministerio de Cultura e integrante del Consejo Indígena de la Zona Baja de Madre de Dios (Coinbamad).
Las dos comunidades del río las Piedras vienen recibiendo capacitaciones técnicas por parte de FZS Perú para optimizar cada paso del manejo de esta especie. La apertura de las comunidades para perfeccionar el manejo y su compromiso de conservar esta especie hacen posible la sostenibilidad del proyecto. Ambas comunidades han incluido el manejo sostenible de la taricaya hacia el 2023 en sus planes de vida.
“Gracias al trabajo participativo de niños, adolescentes y adultos en las comunidades nativas de Puerto Nuevo y Monte Salvado, las poblaciones de la especie taricaya (tan importante para mantener el equilibrio de los ecosistemas naturales) no se verán disminuidas, debido a la constante concientización en el aprovechamiento sostenible y manejo del recurso”, refiere Fredy Guizado, especialista de FZS Perú. De la misma manera, este nivel de involucramiento de las personas representa un camino “para asegurar la conservación del Parque Nacional Alto Purús y sus recursos naturales”, resalta Eliabeth Ayrampo, guardaparque del PNAP.